jueves, 27 de septiembre de 2007

Esteban Silva: “No hay una izquierda carnívora y otra vegetariana”

Entrevista en Revista OH de Bolivia
9 de septiembre de 2007

Esteban Silva Cuadra, analista que forma parte del equipo de asesores del Parlamento chileno, revisa a profundidad la situación y panorama de la izquierda en América Latina

Silva es sociólogo. Es un destacado analista político internacional, columnista en varios medios de Chile, Perú y algunas redes internacionales. Fue funcionario de entidades internacionales como la Organización Panamericana de la Salud. Sin embargo también suele participar en primera línea de la política activa. Entre 2000 y 2002, por ejemplo, trabajó como asesor del presidente peruano Alejandro Toledo. Actualmente está integrado al gobernante Partido Socialista de Chile y lidera la comisión regional latinoamericana. Sus posturas han marcado importantes debates. El último de ellos lo marca el libro de Álvaro Vargas Llosa quien en su ranking sobre los "10 perfectos idiotas Latinoamericanos" decidió inscribir a su rival ideológico chileno

Esteban Silva visitó hace unos días Bolivia como parte del equipo asesor de parlamentarios chilenos que trabajan el acercamiento binacional. El analista internacional aceptó analizar con ¡OH! el giro a la izquierda que hoy experimenta el continente.

¡OH!: En América tenemos una reemergencia de las fuerzas de izquierda, que sin embargo se muestra dispar. Por ejemplo mientras Lula andaba de abrazos y anuncios conjuntos con Bush, Chávez salía a lanzar diversos epítetos contra el Presidente de EEUU. Y son sólo dos matices si sumamos al resto de los líderes y su conducta. En ese marco, ¿cómo podemos definir el perfil de la izquierda en estos tiempos?

Se trata de un fenómeno que forma parte de un mismo proceso. Hace ocho años era inimaginable que en América Latina y, sobre todo en América del Sur, y ojo que se está extendiendo a Centroamérica, pudieran llegar por la vía democrática movimientos sociales y de izquierda al poder. Era impensable porque había un pensamiento único, había políticas estructurales dictadas por el Fondo Monetario (FMI) Internacional y el Banco Mundial (BM). La discusión al respecto estaba ausente y menos se podía advertir en el escenario de los pueblos una crítica de fondo a la idea de ser Estados subsidiarios, es decir frente a la privatización. Se privatizaba la economía, se privatizaban los Estados y su agenda, desde el punto de vista de los derechos ciudadanos en América Latina. En ese contexto, Lula, por ejemplo, representa el proceso largo acumulado de las fuerzas nuevas que dieron origen al Partido de los Trabajadores (PT).

¡OH!: Pero apenas llega al poder hace alianza inclusive con fuerzas de franca derecha para gobernar...

Más allá de las alianzas que ha tenido que construir, en un país con dependencia económica y una complejidad económica gigantesca como la de Brasil, Lula representa un cambio, el ascenso de demandas sociales y una creciente incorporación de los pueblos en general y del pueblo brasileño en especial al reparto de la torta. Eso más allá de las contradicciones, más allá de los particulares elementos que se incluyan.

Otro ejemplo es el caso del Frente Amplio en Uruguay. Es una alianza de fuerzas sociales y políticas de izquierda y también de centro que expresan una larga acumulación de luchas primero por la democratización de ese país y ahora para ser gobierno encabezado por el médico oncólogo Tavaré Vásquez. Y claro, no podemos olvidar otra expresión que surge de la crisis de la cuarta república venezolana y da paso a la quinta república. Fue la crisis de una política clientelista de corrupción que se basaba en un acuerdo de puntos fijos y ante ello emergió el Movimiento Bolivariano liderado por Hugo Chávez y todo lo que representa. Bajo similares características emergen en sus países Evo Morales y Rafael Correa.

¡OH!: En Chile, los socialistas ya estaban hace seis años…

Vemos el avance del proceso en lo que representa una mujer que llega con la necesidad de profundizar los cambios frente a un modelo neoliberal que se instaló en Chile producto de una dictadura brutal.

La izquierda hoy es un proceso que implica recuperar los recursos naturales, tener un rol del Estado en esos recursos con respecto a una mayor distribución y generar mejores y mayores niveles de integración. Sumemos a los citados, la vuelta de los sandinistas en Nicaragua, después de 10 años, con lo que se prevé un cambio de fuerzas en toda Centroamérica que ya se siente, por ejemplo en San Salvador, donde las fuerzas del frente de la otrora guerrilla Farabundo Martí ganaron las elecciones en todos los municipios.

¡OH!: Pero ¿cómo explicamos las contradicciones? Chile tiene Tratados de Libre Comercio (TLC) con medio mundo, Tavaré quiere TLC con EEUU, Evo lo condena. Lula gobierna con la derechista Arena, Evo y el ecuatoriano Rafael Correa andan beligerantes frente al centro y ni qué decir la derecha…

Es cierto que estamos ante contradicciones. Primero porque los nuevos gobiernos tienen orígenes distintos. Unos vienen de fuerzas clásicas e históricas de izquierda, como las del Frente Amplio en Uruguay. Mientras hay otras que son nuevas formaciones políticas y especialmente sociales que rompen frente a la crisis de viejas izquierdas. Éste es el caso del MAS en Bolivia y sus procesos de confluencia en torno a lo que es la diversidad que se ha ido construyendo a partir de los cocaleros, los campesinos y los indígenas. Tenemos síntesis de confluencias de fuerzas diversas como es el PT (Partido de los Trabajadores), donde suman desde fuerzas marxistas y campesinas hasta fuerzas cristianas que llevan a un obrero tornero a la Presidencia de Brasil.

En ese contexto al hablar de la nueva izquierda, hablamos de este fenómeno impensable, inimaginable hace ocho o diez años. Y así esté lleno de contradicciones, expresa la necesidad de un cambio, de una mayor independencia del centro de poder global que es Estados Unidos y sus políticas imperiales. Un proceso que está reclamando un cambio sustantivo en el mapa de la arquitectura mundial, básicamente en relación al FMI, al BM y las entidades financieras multilaterales.

¡OH!: Pero, el objetivo de la integración y armonización de esas fuerzas de izquierda con sus contradicciones parece tropezar con dificultades, incluso si vemos las cumbres presidenciales…

Veamos el Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas), el ya instalado proceso de integración sudamericano. Sin duda genera contradicciones, porque como la integración no era una agenda de los pueblos, sino del capital hasta hace apenas cinco años, cada vez que uno plantea, por ejemplo, que tengan más peso las empresas estatales del petróleo y la energía respecto de las privadas; cada vez que se propone integración de pequeñas y medianas empresas en lógicas de capital productivo asociado frente a las transnacionales, entonces se generan conflictos. Ahí surge la paradoja en ese escenario de fuerzas que impulsan la integración, pero que, en su propósito, debido al esquema que las antecedió dan paso a contradicciones y abren debates. Es que están recuperando un proceso que no sólo estaba dormido, sino concentrado en manos monopólicas y en lógicas casi nulas en lo ciudadano y participativo. Esa recuperación es el gran aporte de estas nuevas y emergentes izquierdas y de las viejas que confluyeron con ellas en la lucha por un mayor acceso en la redistribución económica y social en América Latina.

Comparemos eso con lo que se decía hace 10 años y cuando había una sola mirada. Se decía que la "utopía terminó", que la izquierda tenía que volverse socialdemocracia para sobrevivir administrando sólo lo que se le daba. Eso, sin duda, está empezando a cambiar.

¡OH!: Pero ¿hasta cuándo y cómo cree que se superará el actual limbo de contradicciones entre izquierdas tan diversas? ¿Va a llegar a perfilarse el mentado socialismo del siglo XXI? ¿Va a ser éste tal vez funcional al capitalismo global?

Eso va a depender de muchos procesos y factores. Por ejemplo, en el caso de Bolivia o Ecuador, que tienen realidades temáticas comunes, depende del avance de sus asambleas constituyentes y de con ello lograr constituciones que digan mucho más de la participación ciudadana y la administración de los recursos a favor del conjunto del país, la integración de sectores históricamente marginados. En el caso de Uruguay, dependerá de que se consoliden reformas como la tributaria. Y ya en conjunto dependerá de que se consoliden procesos de integración reales, por ejemplo, unas agendas comunes en el tema energético, en la infraestructura conjunta, empresas mixtas públicas. Finalmente será fundamental un empoderamiento o posicionamiento de estas fuerzas en relación al contexto global. Por ejemplo en las reformas al sistema de las Naciones Unidas. Debe ser imposible que en el futuro sigamos teniendo un Concejo de Seguridad con el veto limitado a unas cuantas potencias o que alguna de estas lance invasiones ignorando toda la legalidad de la ONU. Es un proceso que reordena el campo de fuerzas internacional.

¡OH!: ¿Cómo ve la posibilidad de que no logre hacerlo y empiece a retroceder?

Siempre hay un riesgo de involución de estas fuerzas democratizadoras. En la década de los 70 en casi toda América del Sur tuvimos regímenes de izquierda y conocemos lo que pasó luego en Argentina, Chile, Uruguay, etc. Con los golpes militares gorilas. Por ello éste es un contexto en el que en la medida en que el campo de fuerzas internacionales permita que los países del sur, los países periféricos negociemos con mejores condiciones en temas de un comercio justo, en evitar lógicas como las del ALCA (Acuerdo Libre Comercio de las Américas) frente a lógicas de integración, se podrá avanzar. En ese sentido el debate sobre el socialismo del siglo XXI es diverso, plural. Como decía Simón Rodríguez: "O erramos o inventamos". Para ello hay fuentes históricas, procesos de inspiración como Allende en mi país, Tupaj Katari en el suyo y eso es diverso, no hay una sola fórmula. Lo que se busca es gestar las condiciones para que todas ellas puedan avanzar. Por eso es fundamental que a unos y otros les vaya bien y, en un mundo global, que se globalicen estas experiencias.

¡OH!: Para ello, por lo que se ve, algunos ceden a los "pactos con el enemigo, otros lo conjuran, vuelvo al ejemplo de Lula y Arena, ¿cuál el límite?

Es que es un problema de correlación de fuerzas. Lula precisamente lo probó en su primer periodo. Para hacer las reformas tributarias o las del sector público no tenía mayorías en el Parlamento y tuvo que hacer alianzas. Lo importante en esos casos es no desvincularse de las fuerzas sociales. Cuando eso ocurre quedan en un callejón sin salida porque se trata también de una lucha por la hegemonía cultural.

¡OH!: Y hacia fuera, ¿da margen para el acercamiento a George Bush respecto al tema de los biocombustibles?

Es un debate intenso. Brasil tiene etanol de manera sustantiva. Pasa algo similar con el proceso de integración del gasoducto del sur que requiere de mucha inversión y no sólo buena voluntad estatal. Hay que ver condiciones arancelarias, Estados privatizados durante años, y entonces cuesta romper esas barreras. Pensemos que por el otro lado las fuerzas del PT y Lula han encabezado el nuevo proceso de integración sudamericano. Antes del PT, Brasil, sus burguesías sólo miraban lejos, no al entorno. Es un proceso en el que lo que importa es avanzar más allá de las contradicciones.

¡OH!: ¿Cómo cree que actúan las fuerzas contrarias a ese proceso?

Primero, con una alta intoxicación a través del monopolio y la concentración de los medios de comunicación de los grandes consorcios. Ellos generan una campaña para decir: "Miren aquí hay dos tipos de izquierdas: una carnívora y otra vegetariana". La primera es la populista, antisistema, que plantea las transformaciones sociales revolucionarias que pone en peligro el capital. La otra, dicen, es la que se adapta al capital que negocia con él y no está dispuesta a realizar grandes cambios. Es un tipo de lógica en medio de la batalla por las ideas, por esta hegemonía cultural de las transformaciones.

Eso, amén de las intervenciones más factuales, a través de bases militares o procesos como el Plan Colombia. En el fondo es una disputa por recursos estratégicos.

¡OH!: ¿Va a haber una gran batalla? ¿Cuándo?

No hay sólo una gran batalla. La idea del socialismo como el asalto al poder, el "patria o muerte" de otros tiempos, es una de las ideas que entró en crisis producto de las experiencias históricas de los pueblos. El socialismo es una larga lucha por la vida y por arrinconar la lógica de la muerte, la lógica privada que excluye. Es una sucesión de largas batallas cuyo instrumento son las elecciones y la participación que amplía participación.

¡OH!: ¿Entonces lo contrarrevolucionario hoy es la violencia?

Cuando las radicalidades no forman parte de procesos de ampliación de la participación y de la actividad conciente de las personas y los procesos colectivos hacen daño a una lógica de avance al socialismo democrático y transformador, eso es real.

http://www.lostiempos.com/oh/09-09-07/entrevista.php

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