jueves, 27 de septiembre de 2007

El Perú después de las elecciones presidenciales: Derrota del continuismo neoliberal e irrupción política y social

Esteban Silva Cuadra

La reciente elección presidencial en el Perú expresó e instaló, como tendencia, un profundo anhelo de reformas y cambio desde las mayorías populares y ciudadanas.

Las opciones de la derecha política y económica, y de la tecnocracia neoliberal a favor del continuismo en la política económica fueron las grandes derrotadas en el escenario electoral y se vieron obligadas a optar por la lógica del "mal menor" durante la segunda vuelta.

La polarización entre las candidaturas de Alan García y Ollanta Humala, en la segunda vuelta, adquirió por momentos, un sesgo extraordinariamente ideólogizado y con ribetes "macartistas" en cierta prensa conservadora y en el discurso de sectores de derecha.

Resulta ilustrativo recordar las propuestas e ideas o principales que dominaron la campaña y que fueron desarrolladas con distintos énfasis y matices por los principales candidatos presidenciales durante primera y la segunda vuelta:

-A pesar del crecimiento económico experimentado en los últimos años, la actual política económica "No Chorrea". La política económica neoliberal ha generado un crecimiento que no ha favorecido a las mayorías, particularmente a los más pobres.

- Es necesario aumentar el gasto y la inversión social. El Estado peruano no es demasiado grande: más bien es demasiado pequeño. Hay que aumentar la inversión en educación, salud y lucha contra la pobreza, para que estos servicios públicos sean de calidad y de alcance universal.

- Hay que profundizar los derechos laborales. Los trabajadores peruanos no están debidamente protegidos ni las empresas enfrentan "sobrecostos" laborales.

- Se hace necesaria la renegociación de contratos con grandes empresas mineras y de hidrocarburos. En algunos casos están obteniendo sobre ganancias extraordinarias y actuando sin la consideración necesaria por las poblaciones rurales, el medio ambiente y la responsabilidad social.

- Rechazo a la privatización de empresas importantes como Sedapal (empresa de Agua) o Petroperú (petróleos del Perú), revalorizando su importancia y modernizando su gestión.

- Es urgente un apoyo especial a la agricultura y a las pymes. El agro y las pequeñas y medianas empresas requieren de apoyos prioritarios, con créditos, asistencia técnica y promoción comercial.

La noche de su victoria en la Avenida Alfonso Ugarte desde la Casa del Pueblo, el Presidente electo Alan García, formuló un llamado a un gobierno de unidad nacional y de inclusión social". Ollanta Humala, por su parte, invitó a sus partidarios a constituir un Frente Nacionalista Democrático y Popular con el objetivo de articular su proyecto político y enfrentar las elecciones municipales y regionales de fin de año.

Conciente de los estrechos resultados y de la nueva realidad con que asumirá la Presidencia del Perú, Alan García señaló ante sus partidarios: "Nadie puede llegar al poder si no acepta los errores de los que es culpable. Esta vez tenemos que demostrar amplitud y convivencia. Que no se vea apetito desordenado, que no aprovechen los seudoapristas para encaramarse en la administración pública. Nada de frivolidades, nada de viajes, nada de asesorías, nada de sueldos suculentos, nada que signifique ofender al pueblo".

El riesgo de un país fracturado.

En la primera vuelta del 9 de abril, Ollanta Humala, obtuvo 3.758.258 de votos, mientras que el hoy presidente electo, Alan García obtuvo 2.985.858 de votos. La diferencia entre ambos candidatos fue de 762.400 votos.

Las cuatro candidaturas y alianzas electorales que les siguieron en votación, Lourdes Flores por Unidad Nacional, Marta Chávez de la Alianza para el Futuro, el ex Presidente Valentín Paniagua del Frente de Centro y Jaime Salinas de Restauración Nacional, sumaron 5.119.420 de votos. Los votos blancos fueron 1.737.045, equivalentes al 11.9% y los votos viciados o anulados llegaron a sumar 619.573, lo que representó un 4.2% de los votos válidamente emitidos.

Durante la segunda vuelta, del 4 de junio, el ex Presidente Alan García, resulto electo vencedor con el 52,62%, obteniendo 6.964.067 de votos, mientras que su oponente el candidato nacionalista Ollanta Humala, obtuvo el 47,37%, obteniendo 6.269.957 de votos. La diferencia entre ambos candidatos fue de 694.110 votos.

Ollanta Humala ganó a Alan García en quince departamentos del país, pero no le alcanzó para convertirse en el nuevo presidente del Perú. En cambio, el líder del partido de la estrella, ganó en diez distritos electorales --desde Ica hasta Tumbes, en Pasco y Ucayali--, pero le fue suficiente para ganar la segunda vuelta y convertirse así en el nuevo mandatario del Perú hasta el 2011. El nuevo presidente electo ganó en los departamentos que tienen mayor población en todo el país, como son Lima y Callao, La Libertad, Piura y Lambayeque.

Por su parte, Humala ganó en las zonas más excluidas y las que tienen los más altos índices de pobreza y marginalidad, como son Cajamarca, Huancavelica, Ayacucho, Puno y Apurímac.

El reciente resultado electoral proyecta un mapa sobre el cual que emerge un país con grandes diferencias con una realidad territorial fragmentada en el plano político, económico, étnico y social, y cuya expresión más nítida se refleja entre las tierras altas de la sierra y las costeras. Entre las zonas geográficas del país con mayor nivel de desarrollo económico, productivo y mayores niveles de inserción en la economía global, en contraposición con las regiones y zonas con mayor atraso y con bajos niveles de productividad e inclusión social, particularmente en el trapecio andino. Sin embargo, no se trata de una mera división entre zonas con mayor o menor desarrollo relativo, lo anterior, expresa también que amplios sectores sociales y populares del país consideran que el actual modelo de desarrollo económico, político, cultural e institucional, les resulta ajeno y excluyente.

En síntesis, los resultados expresan la necesidad de cambios profundos en el actual modelo económico e institucional. Se requiere otorgar una mayor prioridad para implementar políticas sociales y productivas con una combinación de subsidios directos e indirectos apuntando a una mayor protección social. Se requiere un Estado activo regulador, promotor y agente de un desarrollo incluyente, descentralizado y redistributivo Al mismo tiempo, que estos cambios se efectúen con responsabilidad, gradualidad e inclusión.

Son estos los desafíos que enfrentará a partir del 28 de julio próximo, el nuevo gobierno del Presidente Alan García, el que tendrá que concertar con amplios sectores sociales y populares y con un nuevo congreso en el cual todavía debe asegurar mayorías parlamentarias que le permitan asumir "el cambio con responsabilidad" como señalaba su lema de campaña.

El tema regional presente en la campaña.

El duro intercambio de declaraciones producido entre el Presidente Hugo Chávez y el actual Presidente electo, Alan García durante la campaña electoral del Perú, preocupa no solo a los peruanos, sino también a los gobiernos Sudamericanos progresistas, impulsores del proceso de integración de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

La agenda energética y de infraestructura, de complementariedad productiva y comercial, así como la integración social y política de Sudamérica, requiere de un clima de cooperación y entendimiento, y por tanto, se hace necesario tender puentes para superar las diferencias. No se trata de negar u ocultar las diferencias, sino más bien de encontrar una manera de procesar los desacuerdos identificando las áreas de confluencia y cooperación con el objeto de que éstas contribuyan al proceso de integración.

Debemos impedir que se impongan las posturas conservadoras que pretenden repartir certificados de buena conducta. Buscando contraponer gobiernos y posturas de izquierda y progresistas, calificadas por ellos como correctas por ser supuestamente centristas, sistémicas, modernas y aceptables, con aquellas izquierdas y gobiernos supuestamente radicales, estatistas y bolivarianos. Aquel ideólogizado reduccionismo frente a una realidad que es mucho más rica y diversa refleja. Sin embargo, reconocemos en este intento de dividirnos por parte de la derecha y de sus comentaristas y periodistas acólitos en el continente, constituye un saludable y positivo síntoma: las fuerzas de la izquierda y del progresismo, constituyen hoy un actor real, plural y dinámico. Inimaginable hace algunos años y son los principales garantes e impulsores de la futura constitución del espacio común sudamericano.

Para el Chile de Bachelet en su relación vecinal y regional esto es muy importante. En América Latina no se debe reproducir una Guerra Fría o un intento artificial de dividirnos "entre populistas y progresistas o entre izquierdas modernas versus izquierdas estatistas" enfoque que le interesa introducir en nuestro continente al imperio y a las fuerzas más conservadoras. Refiriéndose al tema la Presidenta Bachelet señaló recientemente que "acá no hay un eje del mal de ciertos gobiernos y un eje de los que pudieran ser democráticos. Acá las amenazas no son las personas, que por lo demás están siendo elegidas por sus ciudadanos". Agregando que su política exterior, "tendrá como centro de gravedad y sello la promoción de una identidad regional común en América Latina".

Para el Brasil de Lula esto es muy importante. No solo por su importante relación y amistad estratégica con el Perú y su alianza energética con la República Bolivariana de Venezuela del Presidente Hugo Chávez, sino también por el rol peso geopolítico que tiene y juega el Brasil en la articulación y avance de la Comunidad Sudamericana.

Esteban Silva Cuadra,
Analista internacional.
Presidente del Regional América del Partido Socialista de Chile.

12-06-06

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